¡Una viola de luz yerta y helada
Eres ya por las rocas de la altura
Una voz sin garganta, voz oscura
Que suena en todo sin sonar en nada
Tu pensamiento es nieve resbalada
En la gloria sin fin de la blancura
Tu perfil es perenne quemadura
Tu corazón paloma desatada
Canta ya por el aire sin cadena
La matinal fragante melodía
Monte de luz y llaga de azucena
Que nosotros aquí́ de noche y día
Haremos en la esquina de la pena
Una guirnalda de melancolía