Suerte negra Dicen que jurar en vano es maldad que se castiga, pero en su pecho inhumano hay crueldad y me mintió. Con su sonrisa más fina me dijo: "Te quiero yo", y una noche de neblina con un viejo se fugó. Ayer me fui al cementerio con mi pena a terminar, pero yo soy de suerte tan negra que no quisieron dejarme entrar. Cuando conmigo vivías y conmigo suspirabas, me decías que me amabas porque tenías mi cantar. ¡Ingrata!, al verte con otro tuve ganas de matar, pero pensé que eras huérfana y me puse a sollozar. Ahora, como ave sin rumbo, sólo tengo mi canción: y se bien que si ustedes la oyen sentirán llorar mi corazón.