Cuando mañana se me arrime el filo... de la tarde final, y yo me niegue, porque habré de negar todo lo oscuro con un miedo terror a que me llegue. Cuando mañana, digo, se me acerque, con esa palidez de no me olvides el derrumbe total de las mejillas y la total mudez con que me mides, voy a llorar a secas, de rodillas, para que tu me mires. Y lloraré con sangre, si me queda, sobre la piedra de tu sien de piedra, para que tu me aplaudas y la rueda nos aplauda a los dos, aunque no pueda, porque habrá de poder, aunque no quiera, en homenaje a ti, porque tu heredas, y yo solo me voy, a mi manera, negando la verdad de un miedo absurdo, enlutado, de blanco, barro y seda, cuando llegue mañana, sin apuro, te daré la razón que tu quieras.