Anoche tuve un sueño sublime, arroaror, mirava Jerusalén Y el cielo en su esplendor. Cantando niños escuché un coro sin igual En tanto se escuchaba un antema angelical En tanto se escuchaba un antema angelical ¡Jerusalén! ¡En Jerusalén! ¡Canta, la santa grey! ¡Hosanna! ¡En las alturas! ¡Hosannas a nuestro rey! Y luego el sueño se cambió, y una quietud reinó Cesarán los hosannas y el infantil clamor Tras misterioso manto, el Sol sé al oscurecido Y la sombra de una cruz en el calvario apareció Y en la sombra de una cruz en el calvario apareció Y un nuevo cuadro contemplé, surgir en el resplandor Jerusalén celeste, morada del señor Dios la alumbraba con su luz sus calles de oro vi Y quien deseaba en ella entrar cabida hallaba allí Estrellas, Luna y astro rey, perdieron su brillar Al ver encender Jerusalén que nunca ha de pasar Al ver encender Jerusalén que nunca ha de pasar