Mi pobre amigo, leal y sincero Fue compañero de juventud Y torturado por un quebranto Perdió el encanto de su salud En sus momentos espirituales Era sublime, y en su capuz Solo abrigaba nobles ideales Como raudales de blanca luz Pero su loca pasión Por el juego y la mujer Trajo su degradación Y estaba bajo la acción De un triste padecer Y aunque quiera ya eludir Esa sierpe de su mal No lo podrá conseguir Es su signo fatal Tendrá que sucumbir Hoy que se siente sin energía Piensa en la dicha que se fugó Piensa en lo fútil de sus orgías De las milongas y del fagot Llora en silencio su decadencia Mientras el vicio sigue con él Él que no duerme en su inconsciencia Para que olvide su vida cruel Yo quisiera aminorar Su precaria situación Pues entiendo que ayudar A un amigo ejemplar Es una obligación Y pudiendo concebir Su pesar abrumador Desearía compartir Sus horas de sufrir Sus horas de dolor