Saraca, muchachos! Dequera, un casorio! Uy Dio, que de minas! Ta todo alfombrao! Y aquellos pebetes, goriones de barrio, acuden gritando:"Padrino pelao!" El barrio alborotan con su algarabia... Alla, en la vereda, se ve, entre el monton, el rostro marchito de alguna pebeta que ya para siempre perdio la ilusión. Y asi, por lo bajo, las viejas del barrio comentan la cosa con admiracion: "Ha visto, señora, que poca vergüenza? Vestirse de blanco después que peco!" Y un tano cabrero rezonga en la puerta porque a un cajetiya manyo el estofao: "Aqui, en esta casa oste non me dentra. Me sun dado coenta que oste es un colao". "Saraca, muchachos:gritemos más fuerte! Uy Dio, que amarrete! Ni un cobre ha tirao... Que bronca, muchachos! Se hizo el otario. Gritemos, Pulguita! Padrino Pelao!" Y aquella pebeta que esta en la vereda contempla con pena la novia al pasar. Se llena de angustia su alma marchita pensando que nunca tendra el blanco ajuar.