Si una guitarra triste me dijera Que no quiere morir entristecida, Me pondría a rezar sobre su herida Con tal de recobrar su primavera. Si un trovador me pidiera Un poquito de luz para su vida, Toda la selva en fuego convertida Para su corazón yo le ofreciera. Mas, de poco valió la proclamada Pujanza de mi anhelo, si callada La muerte te llevó, daniel reguera. Pasa tu zamba por la noche oscura, Y el eco de tu voz en la llanura Sigue buscando luz y primavera. (mar del plata, febrero de 1965)